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Lo ordenan cura frente a sus 8 hijos.

Ante la presencia de sus 8 hijos, quienes le besaron las benditas manos que algún día les dieron de comer, Enrique Martínez Domínguez -a sus 71 años y viudo- fue ordenado sacerdote por el arzobispo Constancio Miranda.

Su primera celebración eucarística será hoy en el templo de Nuestra Señora de Guadalupe, en la colonia Villa Nueva.

La Catedral Metropolitana de Chihuahua se vistió de gala para la ordenación del presbítero Enrique Martínez Domínguez, quien tras enviudar decidió consagrar su vida a Dios, así como la ordenación de Román Alonso Arellanes Cornejo, José Carlos Chávez Arias y Martín Alejandro Lozoya Jiménez como diáconos por la imposición de manos y la oración consecratoria del Arzobispo de Chihuahua, quien enfatizó que para la Iglesia es una fiesta recibir a estos servidores de Cristo, ya que actualmente reina el individualismo y los falsos liderazgos y se requiere de un pastor que guíe a la verdad «Jesús pasó por muchos sacrificios y ahora la mayoría buscamos la prosperidad a base de privilegios antes de padecer; Jesús les deja a sus discípulos su testamento al decir hagan esto en memoria mía.

Jesús sigue siendo el pontífice supremo que aguantó sufrimiento y quien ahora les habla a ustedes que van a ser ordenados». En la ceremonia enfatizó que el Señor ha querido asociar a estos 4 servidores a su sacerdocio único, pues Él les ha sembrado esa vocación que nace en el seno de la familiar y se cultiva día a día.

«Dios los ha elegido para que den fruto que permanezca, que le sirvan a los más necesitados y vivan con alegría el ministerio que asumen». Así mismo les dijo que vivan el encuentro cotidiano con el Señor, sean celosos y dirigentes, trabajen por obtener la madurez de Cristo, que la fuerza del amor de Dios los impulse a servir a la humanidad en la búsqueda de la verdad y correspondan con fidelidad al amor inquebrantable de Dios.

«Enrique, Román, José y Martín no dejen de alimentar su fe, aliméntense a diario con el cuerpo y la preciosa sangre de Dios», les dijo el jerarca de la Iglesia católica. Los aplausos no se hicieron esperar, a la vez que felicitó a las familias por el don que Dios les ha regalado en los ahora diáconos y sacerdote, a quienes les dio la bienvenida fraterna a la Arquidiócesis de Chihuahua.

La ordenación inició con la presentación de los diáconos, al considerarlos dignos. Como parte del protocolo, los diáconos manifestaron su promesa de abrazar el celibato y la voluntad por cumplir con su encargo; además consignaron su obediencia y respeto a Constancio Mirada Weckmann y a sus sucesores. Lo mismo hizo con Enrique, «con el auxilio de Dios elegimos a este hermano nuestro para el orden de los presbíteros».

Le recomendó desempeñar con dedicación y sabiduría la predicación de la palabra, el sacrificio de la eucarística y sacramento de la confesión. Los ordenados se postraron en el suelo en señal de que estarán al servicio de Dios, mientras que los feligreses elevaban una plegaria y se unían al canto de los sacerdotes quienes suplicaban piedad. «Señor, escucha nuestras súplicas y santifica con tu bendición a estos hermanos nuestros».

El momento culmen llegó con la imposición de manos, para que el Señor enviara al Espíritu Santo para que con los 7 dones desempeñen su ministerio. Recibió el crisma como purificación y unción del Espíritu Santo. Después de una profunda reflexión y oración, Enrique fue ordenado para el sacerdocio en el Orden de los presbíteros, a fin de hacer las veces de Cristo, Maestro, Sacerdote y Pastor, por quien la Iglesia, su cuerpo, se edifi ca y crece como Pueblo de Dios y templo del Espíritu Santo.

Una vez que el Arzobispo confi rmó a los 3 diáconos y al presbítero, se les vistió de acuerdo a lo establecido. Al sacerdote con una casulla blanca con motivos dorados y rojo; mientras que los diáconos recibieron el libro de los evangelios. Los hijos del nuevo sacerdote: Francisco, Enrique, Celia, Isela, Roque, Marcos, Melina Rocío y Celina Patricia besaron las manos de su padre ya consagradas y se congratularon del don que Dios les entregó. Las lágrimas y los aplausos no se hicieron esperar, ya que es la primera vez en Chihuahua que un diácono permanente es ordenado sacerdote tras solicitar a la Santa Sede su ingreso a la orden de los presbíteros.

 

El Heraldo de Chihuahua
16 de agosto de 2013
Venessa Rivas Medina