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El Pontífice Marca Distancias con una Teología de la Liberación

Por trayectoria personal y por doctrina, el Papa Francisco está muy lejos de ser el «revolucionario» que dibujan estos días algunos medios de prensa conocidos por sus ataques habituales a la Iglesia. Aún así, el viaje pastoral del Pontífice a Brasil, uno de los países donde en su día obtuvo más éxito la llamada Teología de la Liberación (TL), ha disparado las especulaciones interesadas en torno a una posible declaración del Papa favorable a esa ideología. La doctrina «liberacionista» ha sido condenada en diversas ocasiones por la Santa Sede por el cruce herético que hace entre las Sagradas Escrituras y los postulados marxistas de lucha de clases.

Las divagaciones de ciertos medios y agencias de prensa internacionales hablan incluso de un encuentro mediático del Santo Padre con uno de los grandes popes de la TL, el exsacerdote brasileño Leonardo Boff, dirigido supuestamente a marcar un nuevo «clima de reconciliación».

El propio Boff ha declarado en Brasil que no quiere forzar la entrevista para no crear una situación embarazosa al Papa; aunque afirma que Francisco está dispuesto «a recibirle en Roma» (por supuesto, cuando reforme la Curia).

Desde la elección del nuevo Pontífice, Leornardo Boff —de 75 años y condenado al silencio por Juan Pablo II— no ha parado de hacer declaraciones sobre el programa del nuevo Papa, que augura en su opinión cambios «revolucionarios en la Iglesia». El representante brasileño de la TL difundió, tras la elección del Papa, la anécdota de que «el cardenal Bergoglio apoyó que una pareja gay adoptara a un niño», cuando son de sobra conocidas las batallas que libró el arzobispo de Buenos Aires contra las leyes a favor del aborto y del matrimonio homosexual.

Tanto Leonardo Boff como el peruano Gustavo Gutiérrez (85 años, creador del término «teología de la liberación») han subrayado en sus declaraciones a la prensa su convicción de que el Papa Francisco es casi «uno de los nuestros», por su sensibilidad y preocupación por los pobres. La TL difunde desde los años setenta la idea de que la preocupación cristiana por los más necesitados de América Latina nació con ellos, y no en el seno de la Iglesia hace más de 2.000 años.

El Papa Francisco conoce bien la Teología de la Liberación. La vio nacer en sus primeros años como sacerdote en Argentina, y también la vio crecer entre algunos de sus compañeros jesuitas. Siempre dejó clara su oposición a las categorías marxistas del «liberacionismo», a costa de sufrir durante muchos años el aislamiento.