Jimenezvivo
Es una virtud propia de las buenas maneras, que cambia rostros y alegra atmósferas, estrecha relaciones, ofrece un trato cálido y multiplica sonrisas. Es una especie de instrumento de respeto para interesarnos por los demás libres de prejuicios, expectativas o creencias hacia el otro.
Las conductas positivas como la amabilidad mejoran nuestro bienestar físico y psicológico. Los actos cordiales y el buen trato producen satisfacción, lo cual hace que el cerebro libere endorfinas conocidas éstas como: “Hormonas de la felicidad”, las cuales son altamente convenientes para el sistema inmunológico, prevenir enfermedades, contra la vejez y en general para vivir mejor.
La verdadera amabilidad consiste en decir la verdad aunque duela y es un rasgo de fortaleza, porque saludar, platicar ó despedirnos de quien no nos agrada, significa que se tiene suficiente madurez para tolerar. No debemos confundirla con hipocresía, sumisión ni deseos de complacer ó quedar bien. Tiene también el poder de desarmar corazones y liberar al otro de emociones negativas; con ella se puede conseguir la calma en un momento hostil y lograr que los demás tengan paz.
La amabilidad es un valor fundamental de la cohesión social para crear sociedades justas, pacíficas, solidarias, respetuosas y educadas. Proviene del verbo amar por lo cual es comprensiva, desinteresada y cortés. Quien no sabe ejercitarla corre el riesgo de irse haciendo indiferente, soberbio o un cínico que concentra sus esfuerzos en aparentar y sobresalir; así como abusar de los más débiles. Algunos políticos son claro ejemplo de ello; proyectan construir una sociedad solidaria pero con actitudes radicalmente egoístas y ambiciosas; piensan que el hombre de éxito es aquel que logra acumular en menos tiempo la mayor cantidad de dinero o de poder y que es un tonto quien vive desinteresadamente dando su tiempo y su dinero tras ideales o simplemente por el bien de los demás.
Jesús valoró por encima de todo nuestra capacidad de amar, de ayudar y estimar incluso a nuestros enemigos haciéndoles el bien sin esperar nada a cambio. Si somos más amables, seremos más felices. Recuerda que el sabio es amable y el necio áspero; también recuerda que hay tres cosas importantes en la vida: la primera ser amable, la segunda serlo siempre y la tercera nunca dejar de
serlo, no cuesta nada y vale mucho. Observa también que una de las mejores formas de identificarla es el ver el trato que alguien da a los animales.