Jimenezvivo
El que se para en el semáforo a vender, quien sube a los camiones para ofrecer paletas, lapiceros y todos esos vendedores ambulantes que son parte de la cotidianidad pero que son ignorados, “también tienen objetivos, sueños”, aseguró José Miguel González quien dirigió “Merolico”, un corto que será parte del Festival de Cannes, en la categoría “Short Film Corner”.
El joven cineasta se basó en la historia real de “un chavo que vende dulces y pomadas en los camiones de Toluca para mantener a su madre, que padece una enfermedad terminal, pero que tiene un secreto: es escritor”.
Es ahí en donde también están los sueños de otras personas, “viajo mucho en camión, me encuentro a mucha gente así y me pregunto cuál será su historia, quiero que las personas se den cuenta que también existe gente que le echa muchas ganas y a veces los ignoramos”.
Pero también es una forma de revelar la situación del país, “no tanto drama o romance”, sino de los vendedores ambulantes como una consecuencia de la falta de empleo y otras situaciones que se derivan de ello.
Con tan sólo 800 dólares de presupuesto, comparado con otros cortos que participarán en su misma categoría en Cannes con hasta 13 mil dólares, el cineasta de Michoacán (pero apoyado por un equipo originario de Toluca) logró ser uno de los más de dos mil participantes de todo el mundo en esa categoría a la que acudirán alrededor de 56 cortos mexicanos.
Durante los 18 minutos, la historia del “Merolico” no tiene adornos musicales, sino los sonidos urbanos, “los ruidos del camión, la calle, los pájaros todo muy natural, no lleva muchos diálogos, es una forma experimental, creo que la idea es la que está gustando”. Es un trabajo fílmico totalmente independiente, financiado con los ahorros del cineasta y de sus amigos.
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