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EDITORIAL SEMANAL ANTONIO CANO: EL TRABAJO DE CRISTO.

 

Enorme fue el trabajo que Cristo vino a hacer a este mundo al traernos su ley de amor, su evangelio en el nombre del Padre y su misericordia divina con la consecuente destrucción del imperio del mal. Ése ha sido su trabajo principal, con ello nos apoyó para poder ser hijos de Dios y nos reveló la misericordia, síntesis de amor que rebasa incluso a la justicia. Es una realidad concreta que nos revela que el Padre se conmueve en lo más profundo de sus entrañas por nosotros sus hijos adoptivos. Su amor proviene de lo más íntimo como un sentimiento profundo, natural, lleno de ternura y compasión, de indulgencia y de perdón. (Misericordia Vultus, 6).

La misericordia se manifiesta sobre todo cuando Dios se apiada de la miseria humana, de éstos seres caídos e inferiores que somos todos los humanos, y demuestra compasión hacia quienes necesitan comprensión, apoyo, curación y perdón. Todo en Jesús habla de la misericordia del Padre y él mismo es misericordia, basta acordarnos de la adúltera que iba a ser lapidada. La cruz es el signo más elocuente de ello, ésta da testimonio de la medida de su amor la cual es amar sin medida y sin esperar nada a cambio. En la Cruz podemos tocarlo y dejarnos tocar por él.

Cristo sufrió intensamente al ser azotado, golpeado, insultado y además coronado con espinas, obligado a cargar una pesada cruz aún cuando parecía ya no tener figura humana pues sus huesos podían ser contados. Tuvo que ser auxiliado por Simón de Cirene ya que se temía que falleciera antes de ser crucificado. Soportó tales sufrimientos porque era el precio para conseguir nuestra liberación y así poder rescatarnos de la dependencia del pecado.

Con ello, la puerta de salvación se abrió a los que queramos entrar; pasa quien desea y por supuesto quien se esfuerza ya que se requiere más obediencia, coraje y lealtad a sus enseñanzas. Pero su carga es ligera y su yugo es suave, el atender su llamado y obedecerlo con fidelidad es un exitoso acierto en esta vida y para la futura también.

Robar, abusar, engañar es mala elección; todo lo fácil es error y todo error tiene costo. Me pregunto porque hemos apartado de nuestra vida las enseñanzas de la Iglesia, creyentes católicos y no católicos. Nos hemos ocupado en obtener bienes materiales, conocimientos y prestigio, olvidándonos de los valores espirituales y la

riqueza celestial. Olvidamos la generosidad que le debemos a los pobres, a los que sufren y a los equivocados; los vemos con indiferencia y a algunos con desprecio por viciosos, débiles ó pecadores como si no fueran nuestros hermanos en Cristo. Éstos hermanos desdichados también fueron elegidos por DIOS PADRE; ellos no son sino víctimas y fruto de éste sistema corruptor, diseñado por los malos seres humanos que han llevado las riendas de éste mundo.